La sana interacción con los animales la contemplamos a diario en numerosas escenas de la vida: la mascota sigue a su dueño, recíprocamente este la demanda y tiene la impresión de que le obedece y le es leal. La biofilia constituye, sin dudas, el fundamento de esta sana relación hombre-animal; pues el contacto verbal y corporal con otros seres de una especie distinta a la nuestra conduce a niveles de comunicación más profundos e importantes. Numerosos experimentos demuestran que los animales, especialmente los domésticos, no sólo representan ser un miembro más de la familia o del hogar, sino que también constituyen una verdadera fuente de salud.
Para muchos psiquiatras abocados al estudio de este fenómeno, ciertas conductas de los animales guardan paralelismos con el comportamiento humano. Ellos aseveran que, precisamente, es en esta vinculación donde los investigadores pueden descubrir interesantes aplicaciones terapéuticas. En este sentido, los terapeutas consideran un factor sumamente importante el hecho de que el animal no clasifique a su compañero de juegos humano dentro de las categorías del Homo sapiens, como feo, hermoso, blanco, negro, rico, pobre, inteligente o discapacitado. En definitiva, quien entabla una sana amistad con un animal o mascota sabe que se siente aceptado plenamente como persona tal cual es.
No tenía ni idea de esto...
ResponderEliminarPues si, para que luego digan que los animales son un estorbo
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