Ayer se fue Punky. Llevaba unos meses muy raro sin prácticamente querer jugar y salir a corretear, le daban vómitos de vez en cuando y empezó a adelgazar cada vez más. Tenía cáncer y ayer tuvimos que darle eutanasia porque no podía ni caminar.
Ha sido el mejor hurón que habrá y ningún otro podrá suplantarle. Todos los que me conocen saben que era mi niño mimado. Aun teniendo tres hurones más y dos perras, él ha sido mi ojo derecho. Aun estoy en una nube en la que no quiero bajar y ver la realidad, tengo mis bajones, pero mi yo interior no quiere reconocer que nunca lo volveré a ver.
Recuerdo el día que llegó a casa, eran las siete de la mañana cuando el mensajero nos lo trajo en un trasportín. Estaba muy nervioso y ni nos dejaba cogerlo (unos cuantos mordiscos dolorosos fueron la advertencia), pero no tardó ni cuatro días en confiar en nosotros y a partir de ese momento se volvió todo un amor. Siempre tenía besos que ofrecernos cuando lo cogíamos y saltitos que dar cuando le sacábamos a jugar.
Se que no has llegado a sufrir de verdad y con eso me quedo más tranquilo porque no podría haberte visto con dolores. Siempre estarás dentro de mi y no te olvidaré nunca. Has sido y eres el hurón chocolate que siempre quise.